Los estudios realizados al respecto demuestran que el chupete no produce malformaciones dentales, siempre que se abandone su uso a tiempo.

Según la Sociedad Española de Odontología Pediátrica, si el bebé prescinde de él entre los dos o tres años de edad no le repercutirá en su óptimo desarrollo dental. Sin embargo, los pediatras sitúan en los 12 meses de edad el momento en que consideran que los bebés deben dejar de utilizarlo para evitar problemas dentales, riesgo de accidentes o que afecte negativamente en el desarrollo del lenguaje.

Entre los beneficios del uso del chupete, cabe destacar que éste reduce la incidencia de muerte súbita, y calma la ansiedad y el dolor de los niños. La mayoría de los padres han podido comprobar el efecto analgésico que produce en pequeños.

Sin embargo, también es necesario tener en cuenta que en los bebés recién nacidos es preferible prescindir del chupete, sobre todo durante el primer mes de vida.
En cualquier caso, cuando se alarga el uso del chupete más allá de lo recomendado, según la Sociedad Española de Odontología Pediátrica, la succión no nutritiva provoca que los dientes centrales inferiores se desvíen paulatinamente hacia dentro, mientras que los que se encuentran en el maxilar superior, tienden a separarse y a sobresalir hacia fuera (dientes de conejo). Con el tiempo, los colmillos chocan entre sí y ambas filas de dientes no se cierran correctamente, lo que se conoce como mordida abierta. Además, la acción de succionar pone en funcionamiento una serie de músculos de la cara que, junto con la posición de la lengua, hacen que, finalmente las líneas superiores e inferiores pierdan su paralelismo.